JUGANDO CON MUÑECAS

Una cosa es creerse malo, perverso y frío y otra muy distinto es serlo, independiente de las dos la situación confunde demasiado, el no poder despojarse del caparazón y esa espesa y dura costra que se ha formado sobre la herida y darse a reconocer tal cual es, o sea a carne viva.

A veces uno se siente mal cuando está solo, o al menos en el fondo muy en el fondo, nunca de la boca para afuera, pero de la noche a la mañana te aparecen dos y hasta tres posibilidades en que tienes el sartén por el mango y sólo debes elegir y dejarte llevar ya que ellas harán el resto pero la situación no basta con elegir a cual más guste, si no a la que más cómodo te sienta. Si pudiese meterlas a una licuadora y hacer un molde de galletas con ellas tres de ingrediente saldría mi persona perfecta pero esa posibilidad no existe… ¿o si?

Cada una tiene lo suyo, cada una es tierna a su manera y cada una es guapa de una manera distinta a la otra, son vidas, mundos diferentes pero las tres me llaman mucho la atención, me estoy dejando llevar por las tres, dejando sentimientos de lado y aprovechando los 15 minutos de gloria y fama que bien merecido los tengo, quizás puedo ser un caliente y mujeriego de mierda pero alguna vez que me toque a mi jugar con muñecas.

Sé que si no hago al respecto lo lamentaré, pero el tomar decisiones basada en personas es bastante tedioso porque tienes que decirles que “no” a las demás y no es que me sienta mal si no que me cargan las caras largas y las escenitas, prefiero simplificarme la vida jugando a hacerse el weón, ser una ovejita que debajo de esa lana hay un demonio de orejas largas y colmillos afilados, total mi abuela solía decir “Si te dan de comer, come, si te dan de tomar, toma…”.

Menos mal que estas líneas no la leerá ninguna de las tres ni nadie, pero como mi mamá no crió tontos tengo todo tan bien separado en mi laberíntica vida que todo va tranquilo.

El niño jugará un rato con muñecas, y cualquier daño colateral se lo pueden agradecer a M.E.

Chau!