Estaba el en una extraña ciudad, gris, nublosa y comenzando a llover, primera vez que se encontraba en ese lugar, pero cuando empiezan a caer las primeras gotas de lluvias suena su celular, no reconoce el número y cree que será alguien de su trabajo pero no, al escuchar una sollozante voz supo que era ella, miró para todos lados y la tiritante voz le dijo que el gato que él le había regalado cuando eran novios en aquellos tiempos había recientemente muerto atropellado. El enmudeció un momento, trató de sosegarla mientras venían una colección de ironías y pesadeces a su cabeza pero la noticia significó para el la muerte de un animal, alguien indefenso, alguien inocente de todos los pecados y ese gato que ataba a aquella chica de recuerdos hacia el cuando lo miraba, por todo lo vivido y como “hijo adoptivo”. Sólo le pregunto como se encontraba, que fuera fuerte y que… bueno, nada, no sabía que decir y con esto se despidió secamente, si, con frialdad cortó la llamada que su ex novia, la misma chica que robó gran parte de él y la destruyó, la que lo envió al infierno en donde tuvo que volver el solo, la mojigata, mentirosa,… si la misma que lo llamaba quizás dando un último gesto de remordimiento, le avisaba esta noticia. Al cortar levanto la vista entre la lluvia porque que ahora si que ya no existe absolutamente nada… nada del pasado.
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